Qué febrero más largo.
Y es que a la arquitectura mental que había construido para este año ya le están saliendo humedades.
En cualquier caso, me consuelo pensando en que son los daños colaterales de San Valentín, terminar un programa de aceleración, o ver a nuestro presidente jugando a la petanca o al baloncesto en silla de ruedas.
En fin,
vamos al lío.
En el RocketCarrot #7 hablábamos de los incentivos y sus peligros a la hora de conseguir alcanzar objetivos.
Y siguiendo con la turra, y al hilo de un podcast genial de Jaime Rodríguez de Santiago, hoy escribo sobre cómo la mezcla de unos objetivos mal definidos con unos incentivos desalineados pueden generar el combo perfecto para que aparezca la chica de la curva.
La Ley de Goodhart
En los 70s, a raíz de un estudio sobre la eficacia a largo plazo de las medidas de los bancos centrales para controlar la economía, el economista Charles Goodhart definió una serie de conclusiones que acabarían desarrollando la ley de Goodhart:
Cuando una métrica se convierte en un objetivo, deja de ser una buena métrica.
En otras palabras, el riesgo está en que la métrica se establezca como objetivo principal. Y se ponga tanto foco en ella que perdamos la visión de cómo llegar al objetivo sin destrozarnos por el camino.
Algunos de ejemplos de la ley de Goodhart:
#1: Uber y su métrica para aumentar la cantidad de viajes
En 2017, se reveló que Uber había implementado una estrategia de reducción de precios agresivos para aumentar la cantidad de viajes en su plataforma. Sin embargo, esto resultó en una disminución de la calidad de los servicios y en una disminución de los ingresos de los conductores. Según un informe de 2018 de The Economic Policy Institute, el salario promedio de los conductores de Uber había disminuido en un 53% desde 2013, y no se aumentó significativamente el número de viajes.
#2: Nestlé y su métrica de ventas en países en desarrollo.
En los 70, Nestlé tenía como objetivo posicionarse como referente con su producto de leche en polvo (Lactogen) en países en desarrollo. Firmaron convenios con hospitales en los que contaban con personal que recomendaba a las madres primerizas alimentar a sus hijos con leche en polvo en lugar de leche materna. Esto provocó que muchos recién nacidos acabasen en el hospital e incluso murieran, ya que las madres apenas sabían leer las instrucciones para preparar el biberón, las botellas con las que se preparaban no se esterilizaban y el agua apenas era potable.
Lejos de conseguir sus objetivos, estos hechos hicieron que se regulase el monopolio económico y publicitario de Nestlé, además de un fuerte boicot por parte de muchos consumidores.
#3: Wells Fargo y sus nuevos clientes.
En 2015, Wells Fargo estableció el objetivo de aumentar el número de cuentas bancarias abiertas por cada cliente existente, presionando a los empleados y estableciendo incentivos por apertura de cuenta. Para lograr este objetivo, los empleados abrieron cuentas bancarias sin el conocimiento o consentimiento de los clientes (más de 3 millones), lo que llevó a una multa de $185 millones y la renuncia del CEO de la empresa.
Cumplir los estándares de emisión (Wolskwagen), reducir la incidencia acumulada en Madrid durante el Covid…. los ejemplos son infinitos y seguro que a tí se te ocurren muchos más.
Sin duda, se nos da mucho mejor definir los planes y objetivos que para anticipar sus efectos. Y en parte, se produce por el concepto psicológico de la ilusión del enfoque, un sesgo que tiene que ver con nuestra visión parcial de la realidad.
Aunque a mi me gusta llamarlo el principio del Efecto Farola:
Un policía ve a un hombre borracho buscando algo bajo una farola y le pregunta qué ha perdido. Él dice que perdió sus llaves y ambos empiezan a buscar bajo la farola.
Después de un tiempo, el policía pregunta si está seguro de que las perdió allí, y el borracho responde que no lo sabe, que cree que las perdió en el parque.
El policía le pregunta: -Entonces, ¿por qué está usted buscando aquí?
y el borracho le responde:
-porque aquí es donde hay luz.
Feliz domingo🚀
Manuel, buen post, y buen tema. Siempre me ha resultado muy curioso cómo, queriendo conseguir un objetivo de negocio, puedes definir unos objetivos para los empleados que consigan cosas tan dispares con tu objetivo real.
Si hay algo claro es que la fijación de objetivos, especialmente si va acompañado de incentivos, enfoca radicalmente al equipo a hacer eso que le pides. Los efectos que el que hagan eso, que lo harán, por lo civil o lo criminal, puedan tener, no será algo que los pare ni que, casi diría, les incumba.
La fijación de objetivos requiere conocimiento de la cadena de negocio completa, para entender qué va a pasar si mueves tal o cual hilo, y una visión muy clara de cuáles son las claves reales que te hacen exitoso en tu sector y crecer de manera firme y sostenible.